sábado, 17 de enero de 2009

OBLACIÓN PERPETUA


El 6 de enero de 2009, fiesta de la Epifanía del Señor, en la capilla de la casa general de los Misioneros Oblatos de Roma tuvo lugar una solemnísima celebración litúrgica.

¿Motivo? Ocho jóvenes oblatos del Escolasticado Internacional Romano hicieron su "oblación perpetua" (así denominan los Oblatos a la profesión religiosa).

He aquí sus nombres y respectivos países de origen:

- Gulshan Barkat de Paquistán,
- David Muñoz López de Puerto Rico,
- Pius Pohdueng de Bangladesh,
- Lewis Chilembwe Sauti de Zambia,
- Emmanuel Youngten Temswang de Nigeria,
- Yves Francky Valère de Haití,
- Elysé Raharinirina y
- Jean Rossina Rakotomalala, ambos de Madagascar.

Presidió la celebración y recibió los votos el P.Guillermo Steckling, Superior General. Concelebraban con él más de 20 sacerdotes casi todos oblatos. El templo estaba abarrotado de fieles, parientes y amigos de los profesos perpetuos. El coro solemnizó la celebración con cánticos magistralmente ejecutados en idiomas originales de los países de los profesos. No faltó una delicada y preciosa danza litúrgica de homenaje, ejecutada por dos religiosas asiáticas.
Tras la celebración y los parabienes, los asistentes pasaron al comedor de la casa general donde les esperaba una comida buffet, terminada la cual, se coronó la fiesta con una amena sesión lúdico-festiva en la sala de comunidad del escolasticado. pidamos a Dios, es Él quien los ha llamado, que les conceda la gracia de "perseverar hasta la muerte" en el sagrado compromiso adquirido.

domingo, 11 de enero de 2009

Un paso más hacia la canonización


Un paso más en el proceso de canonización de Mario Borzaga y Pablo Thoj Xyooj

El 17 de octubre de 2008 se clausuraba el Proceso Diocesano (dos años de duración) de los Siervos de Dios, “presuntos” mártires, Mario Borzaga, O.M.I., natural de Trento y misionero en Laos, y de su catequista laosiano-gmong Pablo Thoj Xyooj. El 28 del mismo mes y año se hacía la entrega oficial de toda la documentación en la sede de la Congregación para las Causas de los Santos, abriéndose así las puertas del Vaticano para iniciar la fase romana del proceso.
El día 8 de enero de 2009 se dio un paso más al celebrarse la apertura oficial de toda la documentación (transumptum y copia pública), con el fin de verificar si todo estaba en regla y completo.
El Postulador general P. Joaquín Martínez Vega, presentó visto bueno de apertura firmado por el Prefecto del dicasterio vaticano, Mons. Angelo Amato, S.D.B., y se procedió a la ejecución del acto.
Al hallarse indispuesto el Canciller Mons. Giacomo Papapalardo, le suplió de oficio y procedió a la apertura el señor Alessandro Federici.
Estaban presentes los miembros del tribunal diocesano de Trento, la hermana del P. Mario, Lucía Borzaga, O.M.M.I., y un nutrido grupo de Oblatos de la Provincia de Italia (ver foto arriba), entre ellos lógicamente, el P. Angelo Pelis, Postulador de la Causa durante la fase diocesana y que en adelante seguirá colaborando activamente con el Postulador general y con el Relator de la Causa.
Por otra parte el Postulador general ya ha entregado la instancia para el paso siguiente, solicitando del Prefecto el examen y declaración de validez del proceso diocesano, acto que tendrá lugar después de haber encuadernado en varios volúmenes la documentación impecable y primorosamente presentada. Habrá que esperar unos meses…
Este procedimiento del día 8, en su sencillez, es un paso adelante en el complicado itinerario de estos dos Siervos de Dios hacia la glorificación de los altares.

viernes, 9 de enero de 2009

S. Eugenio en el Centro de la Obra de María


El 22 de diciembre de 2008 se consagró el altar de la capilla del Centro Internacional de la Obra de María (Movimiento de los Focolares) en Rocca di Papa (Roma). El obispo de Frascati, Mons. José Matarrese, depositó en él una reliquia de San Eugenio de Mazenod, junto con las de Santa Teresita del Niño Jesús y de Santa Gema Galgani. Durante la homilía, se leyó el siguiente testimonio de Chiara (cuyo sepulcro se halla en esa capilla): La fe en la Iglesia que tenía San Eugenio es como una roca. Aunque es un gran fundador es todavía más un padre. Y se nota en él un indudable influjo mariano: tiene un corazón de madre. Es grande porque tiene como idea fundamental la ley de la nueva alianza, la de Jesús. Se le ve totalmente orientado a unir los sillares de su obra suscitando el amor recíproco y volcando aquel amor tan particular que siente por los suyos, amor de brota de un “corazón de carne”.
En la foto, Mons. Matarrese con Giancarlo Faletti, responsable de los focolarino en la parte maculina y Don Raggio.