PERDIMOS A UN HERMANO; GANAMOS UN SANTO
Un Oblato amante de la paz, acribillado a tiros en Guatemala
Ironías de la Vida: el P. Lorenzo Rosebagh, OMI, que siempre caminaba a pie o en bicicleta (incluso desde Estados Unidos a Brasil) para ir al encuentro de sus predilectos: los niños de la calle y los afectados por el Sida, fue asesinado en un coche. Iba al volante de una furgoneta, con cuatro misioneros más que acudían a una reunión con sus hermanos, los oblatos de la Delegación de Guatemala. Se ven sorprendidos por un grupo de asaltantes que disparan a quemarropa y Lorenzo muere en el acto. Las balas que atravesaron su cuerpo alcanzaron al P. Jean-Claude Ngoma, congoleño, que tuve que ser hospitalizado.
¿Quién era el P. Lorenzo?
Había nacido en Estados Unidos hacía 74 años. Consagró su vida a favor de los pobres más pobres de Ibero América, en Brasil y Guatemala sobre todo. Su lucha por la paz y el desarme, resistencia contra la presencia de EE.UU en Vietnam, lucha contra el armamento nuclear, oposición al entrenamiento de jóvenes latinoamericanos en EE.UU. para la guerra…, lo llevarían reiteradamente a la cárcel. Pocos como él han vivido y compartido la "suerte" (o mejor dicho, la desgracia) de los más desfavorecidos. Melena desaliñada y luenga barba, vestía pobremente y se confundía con la gente de la calle. En ocasiones dormía debajo de los puentes con los sin techo y, con ellos, buscaba verduras desechadas en los mercados para alimentar con ellas a los pobres. En Brasil fue falsamente acusado de haber robado el coche con el que transportaba esos alimentos para los indigentes. Encarcelado en una celda miserable, fue maltratado e incluso golpeado por los demás reclusos.
Cuando los Oblatos dieron con su paradero y avisaron al obispo de Recife Dom Helder Cámara , éste intervino ante la justicia a su favor y lo liberaron.También trabajó entre los campesinos salvadoreños, aterrorizados por la guerra civil del Salvador en los años 80.
Prosigue su trabajo a favor de los pobres en Guatemala, ministerio que interrumpió para volver a los Estados Unidos y estar al lado de la mamá moribunda. Al fallecer ésta, se quedó en EE. UU. un par de años para escribir su autobiografía, titulada: Rumbo a la Sabiduría a través del Fracaso: Un viaje de Compasión, Resistencia y Esperanza. En ella escribe: “De vuelta a los Estados Unidos, después de haber estado con los pobres y haber experimentado sus condiciones de vida, me siento como pez fuera del agua. Suspiro por el día en que pueda volver a Guatemala”.
Y a Guatemala volvió, para servir a la gente que amaba, y allí fui tiroteado el 18 de mayo de 2009.
Su funeral-homenaje, celebrado en Guatemala el 20 de mayo de 2009, fue presidido por Mons. Mario Alberto Molina Palma, O.A.R., obispo de Santa Cruz del Quiché, la tierra de la indígena Rigoberta Menchú, premio Nóbel de la Paz.
La homilía corrió a cargo del P. Vicente Louwagie, Provincial de los Oblatos de México-Guatemala. Entre otras cosas, dijo:
Yo vengo en nombre de los Oblatos como Provincial, también en nombre del Superior General, y del Provincial de los Estados Unidos, para decir a Dios: “Gracias por el don de Lorenzo. Gracias, Señor, por habernos dado un compañero diferente, mezcla de San Juan Bautista y Francisco de Asís". Aquella melena, aquella sonrisa, las canas de su barba, son algo inolvidable. Pero yo pienso mucho más en sus ojos. Ojos tranquilos que se ponían tristes cuando hablábamos mal de otro, del engaño, de la explotación... Y ojos que brillaban cuando hablaba él de los niños, cuando hablaba de Dios y cuando en la mañana se sentaba para hacer su meditación y escribir sus pensamientos.Nuestro fundador cuando inició la comunidad en Francia dijo: “Yo no quiero mechas humeantes. Quiero personas ardientes, sacerdotes enamorados de Jesús y de su Evangelio.” Lorenzo es uno de éstos.
Comenzó su vida (pastoral) en los Estados Unidos, recién ordenado, dando clase en una escuela secundaria. De allí pidió permiso, al estilo de Madre Teresa de Calcuta, para buscar otro ambiente. El ambiente de los trabajadores, los que no tenían empleo, (quería) estar entre los que no tenían futuro. En los Estados Unidos hay un organismo denominado "The Catholic Worker", los Trabajadores Católicos. Allí vivía entre ellos. De allí fue a la cárcel donde pasaría más de cinco años, por protestar contra la violencia institucionalizada, la carrera armamentista nacional de los Estados Unidos. Fue como dar totalmente consciente su voto, con su presencia, un “NO” al odio, a la venta de la muerte a través de las armas y a la esclavitud y sufrimiento que de allí surgen.
La segunda vez que vi a Lorenzo fue en el 73. Llegó a Salina Cruz, donde me hallaba, desde el norte de los Estados Unidos, en bicicleta. Confieso que me pareció una locura. ¿Cómo es posible que un “gringo” que no habla español y que no sabe todavía el portugués vaya en bicicleta desde Minnesota hasta Recife, Brasil? ¿Es locura o es fe? ¿Es entrega o qué es? Le lavamos la ropa; estaba muy flaquito, llevaba ya recorridos miles de kilómetros. Le dimos de comer y él prosiguió a Recife, donde al poco tiempo terminó de nuevo en la cárcel. ¿Por qué? Porque, viviendo con la gente que no tenía hogar, por la noche, en su “casa”, una favela, hacía una sopa con las verduras que ya no se podían vender en el mercado. Todos venían a comer allí. Y, claro, se hizo popular y para el gobierno militar era una amenaza. Se le consideró como sospechoso. ¡Es peligroso dar amor! Sí, por eso mismo murió Jesús. Es demasiado fuerte el ejemplo del que pierde el sentido común y da prioridad a los hermanos sobre los bienes. Eso pone nuestro mundo patas arriba. ¡A éstos hay que acallarlos!
Lorenzo se sentía libre. Una libertad para darse a su estilo, mezclando el español, el portugués y el inglés en una sola lengua. La lengua que hablaba y que compartíamos era el amor.
Perdimos a un hermano; ganamos un santo.